jueves, 27 de septiembre de 2012

Españoles, Franco ha vuelto







Carlota Bujosa tiene 23 años y estudia Derecho en la UNED. Nació y reside en Palma pero el pasado martes estaba en Madrid, en casa de una amiga, también mallorquina. Ambas estuvieron en la manifestación del 25-S. Este es su relato:"Nos subimos a unas macetas para tener mejor visión y porque estábamos frente a una calle que pensábamos que podíamos utilizar como vía de escape si el asunto se ponía feo. Y así fue. En pocos minutos aquello era un caos total. Mi amiga y yo empezamos a correr para salir de la 'ratonera', pero a los pocos segundos nos topamos de frente con un grupo de antidisturbios que nos iban 'empujando' hacia Neptuno."Nos daban toquecitos con las porras en las piernas y nos decían que retrocediéramos, que nos fuéramos hacia la plaza. Después fue cuando un policía me disparó la pelota de goma deliberadamente a unos diez metros. La fuerza del impacto fue tal que llegó a quedar visible parte del cráneo. Me llevaron al hospital donde me pusieron doce puntos y cinco grapas, y después pude irme a casa de mi amiga"."La gente tiene que saber que nunca se trató de dispersar la concentración, sino que nos acorralaron. Los disparos de los policías se escuchaban ininterrumpidamente, daban porrazos sin importar el estado físico o la edad, aunque uno pidiese desesperado un poco de misericordia o estuviese retorciéndose de dolor en el asfalto"."Creo que se llama Isabel y quizás no vuelva a verla nunca, pero tengo que estarle eternamente agradecida", dice en referencia a quien la atendió tras el pelotazo. Y añade: "Quiero decir que lo de hoy (el martes) ha sido mucho más crudo de lo que los medios cuentan y eso lo sabemos los que estuvimos rodeando el Congreso de los Diputados. Es cierto que había personas que mostraron actitudes indeseables, pero la gran mayoría permanecíamos en las calles de forma pacífica y sufrimos la brutalidad policial". Las pelotas de goma son proyectiles de caucho macizo, de 90 gramos de peso que son lanzadas a una velocidad de salida de unos 720 kilómetros por hora. La ley prohíbe utilizarlas a menos de 50 metros de las personas y siempre a una altura por debajo de la cintura.El pasado mes de abril, el joven Íñigo Cabacas falleció en Bilbao por los daños causados por el impacto de una pelota de goma en su cabeza, disparada por un agente de la Ertzainzta. La Comisión Europea recomendó a los países miembros la retirada de estos proyectiles a finales de este año 2012.Fuente: UH Noticias. Pep Matas(autor)

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